jueves, 10 de mayo de 2007

Jardín potánico


Hoy poesía. El primer verso para quien se sienta aludido, y el segundo made in de la casa escrito ya hace unos años. Espero que les guste. Hablamos mañana.

Este adiós no maquilla un hasta luego

este nunca no esconde un ojalá

estas cenizas no juegan con fuego

este ciego no mira para atrás


Este notario firma lo que escribo

esta letra no la protestaré

ahórrate el acuse de recibo

estas vísperas son las de después.


A este ruido tan huérfano de padre

no voy a permitirle que taladre

un corazón podrido de latir


Este pez ya no muere por tu boca

este loco se va con otra loca

estos ojos no lloran más por ti


Joaquín Sabina, soneto XCVIII, intro a "Nos sobran los motivos"



Hay un lenguaje ciego que se escapa a los ojos,

un lenguaje que va más deprisa que la realidad

y no podemos fijarlo,

mientras se hunde bajo un montón de imágenes cotidianas.

hasta quedar en el suelo

con las cenizas caídas de los lenguajes gastados.

Esa grieta de la mirada,

ese abandono de la verdad.


Los ojos son mineros alados

que vuelan sobre el río de la mirada,

hasta posarse en imágenes

de las que extraer palabras,

esa materia prima de la verdad

sube al cerebro,

para hacerse inocua y comestible.


Los sentimientos son criaturas

que viven eternamente en una línea de salida

y si son olvidados

salen como un balón abre el agua si lo sumerges

y, tan rápidos

ya han tocado la verdad.


Asistamos a la coronación del sentimiento,

que la palabra abdique,

y reciba la herencia que le es propia,

el rotundo amor del sentimiento.


JSL, 1999

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