miércoles, 17 de septiembre de 2008

Desidia, vacío, pena, comezón, angustia.

En este valle de lágrimas que es la vida uno intenta resignarse y hasta ser tolerante con muchas realidades que le disgustan y apenan. Sorpresas negativas con las que uno se topa y asume sin más, tirando para adelante en su devenir vital. Lo único que le puede consolar tal vez, es la denuncia explícita en algún grafiti callejero o en un foro como éste, y ni eso alivia suficiente.

Repito, lo dura que es la vida a veces y lo complicado que es sobrellevar los designios del destino que frecuentemente nos acechan contra nuestra voluntad. Pues bien, otra vez me volvió a pasar, ajenamente a mis gustos, ideales y creencias, al levantar de nuevo pícaramente-aquella noche esa ropa interior en el frenesí de unos besos desconocidos, me topé de nuevo con la desgracia, el desasosiego, lo indeseado: un monte de venus imberbe, cocoliso y sin atisbo de capilares pilosos en desarrollo. Otro coño calvo, vamos!

Denuncio públicamente esta moda púbicamente insidiosa. Me deprime ver la extensión e implementación de un plan para uniformizar los coños bebés o coños koyak. El mundo está perdiendo esos pelos trascendentales, ese ente nimio pero definitorio, mínima expresión pero puerta del mundo del deseo para nosotros y llave para ellas. Alé, en este mundo postmoderno, fácil y consumista, vengaa, quitamos todo rótulo, borramos todo mensaje, y dejamos en paro a los peluqueros íntimos sin ningún tipo de escrúpulo por sus familias. Qué despotismo, las depiladoras de ingles brasileñas se compran su tercera residencia, y los peluqueros del amor tienen que reciclarse cortando bonsais. Otra lacra al felipismo. Pues no! No lo tolero! Manifestémonos, coño (redundante). A ti no te lo digo, tú sigue ahí bajo tanga. Se lo digo a los hombres inconformistas que aún quieren cambiar el mundo, joder. Queréis que cree un blog por la condena de la vagina rasurada? Preferís una pegatina adosada para las que estáis conmigo, y así llevarla como slogan en cualquier noche de quiqui haciendo país? Hemos de parar esta pandemia, este contagio masivo de modas que nos llevan al apocalipsis.

Y que quede muy claro que yo no soy partidario para nada del bosque de Tayak. No quiero tampoco un ecosistema para Bob Marley, un ejercicio para el trenzado o las rastas, no fotem. Sólo pido moderación, un término medio. Hemos crecido con esas ilustraciones de Playboy cuando los peluqueros genitales se ganaban tan bien la vida. Que vuelvan los 80 Georgie Dann el frigurón, todo el mundo lo dicee.

Es duro pasar del bosque al desierto y aclimatarse. No somos ardillas tropicales. Espero que reflexionen y se produzca una marea pilosa que inunde los coños de este mundo otra vez. Espero que Ruppert senil vuelva a coger unas tijeras, pero que sea en un doctorado o master de looks íntimos. Clamo! porque mis plegarias sean escuchadas y las cosas vuelvan otra vez a no sacarse de quicio bajo la ropa interior. Y tanga, no corras, que después iré a por ti, so moda de masas insensible jodeer

3 comentarios:

elnaugrafodigital dijo...

Sin duda, este es una de esas problemáticas que sin duda forman parte de las inquietudes del PPC, Partido de las Pequeñas Cosas, del no descarto proponerle alguna cartera. Estoy con vd., no a la depilatio integral. Qué tipo de depravación es esa? A qué estamos jugando? A médicos? La virtud está en el término medio, entre el coño lampiño y el matogrosso, está claro. Eso sí, el tanga no me lo toque vd. Saludos cordiales

Julio dijo...

"Es duro pasar del bosque al desierto y aclimatarse".

Sólo por asegurarme, no estás hablando del cambio climático, no?

Viva el PPC!

Jordi Santamaria dijo...

Bienvenido molusco!
Fina tu ironía bivalva.
El PPC debe no parar de crecer y nunca llegar a ningún sitio, o sea, estrado; limitarse a ser una marea que inunde los intersticios y huecos de todo, digo yo
Abrazo (leeré lo de Pako)