viernes, 21 de noviembre de 2008

Furthur ibérico


En Centroamérica se ven a menudo autobuses escolares amarillos de USA readaptados. Yo, os voy a relatar una de mis fantasías emprendedoras ocultas.


Nació tras la lectura de la novela basada en hechos reales “Ponche de ácido lisérgico” de Tom Wolfe. Allí, en pleno bloom (no boom) psiquedélico, Ken Kesey, autor del exitoso “Alguien voló sobre el nido del cuco”, emplea parte de su fortuna por las ventas del libro para promover un anhelo surgido en ese momento histórico. Restaurar un autobús escolar amarillo, adornarlo con tintes psiquedélicos, convocar a sus compañeros más liberados e intrépidamente humanos, y salir a patearse Estados Unidos sin empujar con pan.


Los conocidos Merry Pranksters. Una aventura del siglo XX sí, en plena civilización y urbanismo, una originalidad mítica de verdaderos argonautas. Una rotura ejemplar con todo, un sabatismo sobresaliente. Un poder decir que se ha vivido. El autobús rotulado Furthur (de further), el imposible Neil Cassidy (protagonista de En el camino) al volante, un conductor suicida pero nacido para la fórmula uno; el novelista Ken Kesey al timón, un joven Tom Wolfe de grumete, y una serie de criaturas surreales e inolvidables en la tripulación... sorteando América con la energía de una batería que no para de empezar su compás una y otra vez.


La vida se iba creando tarde tras tarde en esa singladura, abriéndose camino entre la utopía y el futuro ilusionante, y se parían mil aventuras que nunca más se volverían a contener en tan poco tiempo, entre una sociedad conmocionada y alborozada por la psiquedelia aparecían ellos, el no va más, conteniendo una incidentalidad y vivencia implícita brutal.


Esa fantasía, ese rompimiento de todo y de todos, en inocente viaje multicolor, cruzando España un verano como una bandera psiquedélica en el 2009, que sucede y se extingue... no me digáis que no es sueño.
Algo que jamás pasa por nuestras cabezas ni que nuestros ojos esperan ver para nada. Los hippies no hacen esta parafernalia, es algo más serio. Sin ningún objetivo ni meta concreta, simplemente la aventura. Abanderarse en colores y poco más, sin siglas ni programas. Lo más parecido a un happening de 3 meses huyendo de vanguardismos y colectivismos, nuestro happening.


El de los que ya tienen las plazas ganadas: David, que podría ser conductor cuando no corteja- Corle, lector de mapas físicos y mentales, bálsamo de asperezas en la convivencia... invitaría a monsieur Náufrago Digital, formal pero eminente mente no prescindible, et Sardina rara avis y su juventud... Romina y su gaseosa forma de estar, más fresca y espontánea que nosotros...
y nuevas criaturas maravillantes que brillen por su unicidad y aceptasen tamaña aventura, visitándolas en los puntos de España donde fuera la caravana, uniéndose y desuniéndose a lo formado, sin rumbo fijo, en símil 4amiguil truebiano extendido a más de la decena, una tribu veintiunesca transgresora y comprometida.


Un verano -de los de escuela, de casi 3 meses-, con autobús escolar amarillo diseñado según nuestros pareceres estéticos, inspirados en Furthur, personalizados. Sin preocuparnos de los gastos tal como hizo Jordi Kesey, psiquedelizando España y Ejpaña (psiqué + delos, no tiene por qué ser con drogas, tampoco se excluye), arribando a ciudades y pueblos de Andalucía siguiendo nuestras inquietudes, atravesando la Mancha, uniendo criaturas en Madrid, peinando el levante de colores, haciendo presencia en el País Vasco como extraterrestres, sintiéndonos cercanos a fantasías astures, cántabras, meigas... sonrojando la seriedad catalana... y no sé yo si apareciendo al final en prensa (algo entre inevitable y destinado), para apagarse al final de ese verano como se diluyó Furthur en la década de los sesenta


Y bien... voy mirando de contratar un embarque de bus amarillo escolar a restaurar en Calafell?...

2 comentarios:

elnaugrafodigital dijo...

Yo cada vez soy más del viaje imaginario o mental, pero me enrolaría de buena gana en ese Magical Mistery Tour por la geografía ibérica, pero como con alguna misión, algún objetivo quijotesco, nada de viajar por viajar, o por enciegarse, o por arrimar la cebolleta a una sueca que se hace la idem. ¿Qué tal una suerte de Misiones Pedagógicas II?

*No escriba Vd. tanto, que me siento como el burro de la fábula del burro y la zanahoria...

Jordi Santamaria dijo...

Desconozco las Misiones Pedagógicas I, pero una suerte de guiño a la Institución Libre de Enseñanza si estaría bien sí, o a todas aquellas utopías que sí existieron en España pero fueron secoaltadas rápido.

Por cierto, he encontrado un artículo donde se relata donde está Furthur ahora

http://www.textsandpretexts.com/archives/2006/02/even_furthur.html

que esté dormido en el bosque lleno de musgo me parece un final muy pero que muy artístico. Me da la sensación que sigue respirando, a veces rechinando, como que el musgo le sigue dando un halo orgánico, y está ahí dormidico esperando otras eras, cual nave argonauta. :D