jueves, 18 de diciembre de 2008

Continuará...

Voy conociendo en carne y hueso a los habitantes de mi blog, espacio que al tener poca densidad demográfica hace que dichas personas copen el protagonismo como compañía en este proyecto.
Con estos vecinos de escalera que nunca habían sido vistos, sólo leídos, nos unía una relación intelectual y opinadora, a través de las ondas de internet.
Pero llega el día en que una cercanía de mentes hace tener ganas de conocer a esos vecinos invisibles de las ideas de uno. Hoy fue la playa de Mataró testigo, como en su día fue la parada de Antón Martín y las callejas madrileñas, del encuentro con Siberieee y el Naufrágo Digital, respectivamente. Que dicho así, podrían sonar a luchadores de wrestling mejicano, pero no, son personas normales de este mundo de dios.
Lo que sí es que son personas con obra, más o menos larga, hasta con pseudónimo internetil, albañiles de la palabra al igual que yo, y no es como conocer a Paco o Marga de la calle. Uno ha conocido antes su maquinaria creativa y sus productos intelectuales, esa trastienda selecta situada unas cuantas calles más al este de la persona. Se acabará conociendo al tío o la tía detrás del pseudopersonaje que se nos adhiere a nuestra obra. Falta conocer todo el bastimento, la encarnación, los silencios y los zapatos. Todo el sabor común con las otras personas mezclado con ese aroma especial de los creadores.

Entonces uno experimenta la normalidad de Edu tras sabe dios lo que ha leído ese hombre en sus tardes, y lo que ese hardware transporta acá y allá por las calles y proyectos, y se nota culturalidad arrastrada en sus gestos, pero de una forma natural y de cuadrilla. Se puede hablar de Heidegger y se puede hablar de Guardiola, ergo este tío vale la pena (continuará...)

La otra pobladora de mi blog, Romina, no es tan excéntrica como amenaza en su blog, ni puede ser tan salvaje como el mundo nos limita a los silvestres, ni tan diferente a mí (también se inventa que sabe francés jee).
Hemos transitado el encuentro por una vía común, cada uno desde su sitio polar, y con nuestros ecos de guitarra eléctrica, no clásica, compartidos desde los adentros. Dos versiones de un mismo tono quizás, una permeable y la otra trenzada, pero con una plaza común en sintonía (continuará...)

No hay comentarios: