jueves, 4 de diciembre de 2008

LA RIBERA de este diciembre

Caen las horas desde la vuelta del viaje, y uno intenta que la savia de ese periodo no se vaya secando, que esa especie de transplante de sangre que uno lleva, se prolongue lo más posible en los meandros del reino cotidiano varado de rutinas. Se aspira a que la magia continue y se esparza en las semanas en puerto burocrático.
En el fondo es como aguantar enhiesto e inspirado el mastil de una embarcación de vela, en medio del viento confuso y los obstáculos de la desinspiración, aprovechando el impulso y las ráfagas traidas en la maleta.

Uno juega impulsado a encajar esa energía en las cosas. A mantener el tono de aventura, de intrépido, que se pierde cada lunes caminando por las calles hacia el trabajo. Esperemos que este blog sea una ribera también. Icono idílico y buen título para un blog o lugar de escritura, la ribera. Que también permanezca en este nuevo blog el nuevo peinado que da cada nuevo viaje, un peinado del alma que uno siente, y teme perderlo rozándose con tantas cosas ya aprendidas. Y no hay joyero ni lugar físico para depositar y guardar este recuerdo, este magma energético y psíquico que no quiero que se corrompa existencialmente. Así que tendré que volver a esta expresión hachetemelizada, para poder sorberla de nuevo, como una especie de liturgia literaria re-ligacional.
Uno intuye en el fondo que hay mucha felicidad en la maleta eterna. En el peregrinaje por el mundo como forma de vida. Pero al igual que una gran ola de surf nadie la acomete a la primera ni a la tercera con éxito, solo oye el olor feliz, de forma incierta, de saberse domador de tal aventura un día futuro.

Europa se me presenta en forma de agenda, aparece como un contenedor vasto de horas a llenar. Un mundo firmado aquí y allá por la misma persona, yo mismo, sin ningunos compañeros de viaje íntimos. Tengo esa angustia ya aprendida de quien tiene huecos de tiempo. Agujeros profundos de horas que no se enganchan con nada, y permanecen solas estiradas en un sofá.
Allí al otro lado está América. Una versión rupestre de la Europa de diseño, subdesarrollada, y a la vez virgen. Intrépida e insegura como la selva. Pero con compañeros de viaje y de la vida, horas enganchadas a cualquier saliente familiar, horas implicadas, horas mías sin ser mías, horas de otros en mí.
Y en el fondo hay un pulso entre dos fuerzas. La europa garante y desesperante, desarrollada, exquisita, individualista, afamiliar, y sin ya casi inocencia. La Europa bonita y segura, frente a la América incierta, central, explosiva, virgen y culpable, incómoda, familiar, ecológica, nueva.
Un pulso entre el 4 y el 3.
Vuelo 6313 Madrid - San José de Costa Rica. Vuelo 6314 San José de Costa Rica - Madrid.



Post bañado con música americana. Arjona tiñe muchas vivencias y recuerdos en ese continente.

1 comentario:

elnaugrafodigital dijo...

He leído este post después de darle al Ctrl y a la bolita esa del ratón que recuerda a un clítoris tecnológico. En letra grande, de abuelos, he disfrutado más de ese texto tuyo tan evocador y literario en sí, acabado en sí mismo, que no comentaré por no ampliarlo, pues más que ribera tiene algo de lago poético.

Hasta aquí las loas. El punto crítico va por un factor externo, el Arjona este, que por suerte me he puesto a escuchar post leitum. Supongo que te gusta Arjona si hay cosas que te vinculan a Arjona, en fin, no sé a qué viene esta crítica musical. Pero a joderse. abrazos