viernes, 9 de enero de 2009

El cráter del surrealismo

No me atrevo a decir aún qué hace Umbral en su último libro el cual leo, no quiero fracasar y necesito más alambique de los días para contarlo.
La receta de hoy será escarbar los orígenes del surrealismo. No del surrealismo corriente artística vanguardista, si no del surrealismo espontáneo tuyo y mío trufado en cualquier frase o tarde.

Parece que por surreal basta un disloque, un dislate, algo loco, excéntrico, como una berenjena fucsia. - Hay que ver qué difícil es imaginar un color raro para una berenjena, ya que su lila oscuro mate e inflamado ya es de por sí surreal. Si uno la imagina con otros colores no parece extraña, hacedlo. Vaya mala suerte en el ejemplo tuve, diossss (con cara totalmente inexpresiva).

El párrafo anterior tiene aroma surreal. Compro estos aromas en un colmado de la calle 22, se aplican con cinzel. Bien, puede ser que surreal sea meter los pies en la bañera de la locura y sacarlos. Una infusión en sus vapores, suficiente para torcer el destino aburrido de una frase. Porque la locura, es una bañera vasta, o pueda ser que tenga un líquido radioactivo para la mente, algo serio. La locura es el magma de lo imposible. De todo aquello destinado a no ser. El inmenso envoltorio de la realidad, que la rodea, la mira, pero no participa, sumida en la nada expectante.

Como si la vida sólo fuera la fina raya garabateada de lado a lado, pobre e insignificante, en ese papel continente en blanco de todo lo posible, incluyendo la locura y todos sus confines.
Hay que salirse de la raya, hay que derrapar y flirtear con lo imposible, la locura, el más allá de la rutina. Colarse por debajo de la alfombra de la realidad, hacer sous-realismo. Su de tuteo a lo loco, su de subjuntivo, de enloqueciéramos o enloqueciéseis. De forma intermitente, como quien adelanta a su sino.
El surrealismo es original, innovador, nos reconcilia con ese magma primigenio del que venimos, donde todo era posible y nuestra vida no estaba llena de líneas delimitándolo todo, nos devuelve al solar donde se nos vendió, antes de parcelarlo en dimes y diretes.

Y hay que diferenciar al surrealista del loco, aquel que excede el tiempo de estacionamiento en la zona de la locura y se queda pallá, o aquel que se intoxica de ella y vuelve a otro lugar remoto al que estaba, como en un mensaje codificado lleno de huecos. Ha de haber una sinfonía en el ir y venirse de los guiños a la locura, si no sólo se hace de alborotador y mamporrero de la realidad.

6 comentarios:

elnaugrafodigital dijo...

Totalmente de acuerdo. Buen post.

Bárbara dijo...

Yo sé que todo es irreal pero no sé cómo probarlo, decía Cioran.
Yo creo que todo es surrealista pero tampoco sé cómo probarlo.
Una berenjena fucsia????

Jordi Santamaria dijo...

Breve, bien, jeje.
Buena visión, pero sí que puede intentar abanderarse y proclamar que el mundo es surreal.
Vaya a Plaza Cataluña y deposite cabezas de gallina con el cuello adornado de forma bella y con colorido. Deje algún mensaje por doquier tipo: he de comprar almax y tiritas en la farmacia.
Vuelva al día siguiente y deje billetes de Zimbawe (son bien baratos), enganche alguno bien el el suelo pq se los llevarán todos. Esta vez puede dejar un letrero tal: almax + tiritas + inflación + decadencia británica.
Y en sucesivo.

Ya me dirá qué tal va la cosa, es pero noticias.
:S

Bárbara dijo...

Por lo de las cabezas de gallina y los billetes de Zimbawe no hay problema, pero ¿dónde demonios consigo yo un almax? La suma me parece perfectamente incompleta: falta sin duda el condensador de fluzo, proclamo.

Anónimo dijo...

Ciorán tiene que salvarse a sí mismo de la realidad afirmando que todo es irreal...Sobre todo para no morir de dolor. Es una constante de los pensadores más desgarrados, pesimistas, lafalta de amor en la niñez. Cada día estoy más convencida que lo emocional manda sobre lo intelectual, y que ahora que escribo esto, lo emocional por haber mentado Bárbara a Ciorán, ha mandado en mí... (Yo ya me entiendo.)
Conclusión: que el surrealismo es real. Y que todo lo que existe y se manifiesta es real. Así lo creo yo...

Jordi Santamaria dijo...

Bienvenida Carmen : )
Yo tb estoy convencido de que sentimientos ganan a la razón en cualquier contienda en que se topan.
No he leído a Ciorán, pero parece hondo tu apunte. Desde la emoción digo que la vida tras un autor suele ser lo más interesante de su obra. Su estilo en aforismos me atrae. Un día he de hincarle el diente.
El surrealismo, como las bolitas de queso-fresco-preparadas para ensalada, es real sí.

Bárbara, es usted una continua demostración que el surrealismo existe. Yo soy de ciencias, cientifista a mi manera, y sigo creyendo en las fórmulas químicas, así como en las novelas de David Trueba, soy omnívoro en creencias. Saludos!