miércoles, 11 de febrero de 2009

A beautiful y continua re-emergencia

El libro de Oliver Sacks me sigue maravillando capítulo tras capítulo. Él mismo habla de ciencia romántica, aquella versión honda y abierta que se acerca al gozne entre ciencia y poesía. Llegados a la sección de los deficientes mentales, o simples si no se les quiere sentenciar ya como inútiles (simple tiene semántica bastante menos peyorativa), uno se da cuenta de que manera inutilizamos como sociedad todo ese colectivo amplio de disminuidos cognitivos y neurológicos.
Tenemos encerrados a cal y canto toda esa gente de la que no hemos sabido sacar nada de provecho, como se lleva el cerdo al matadero, y leyendo a Sacks uno es más consciente que el nulo protagonismo de ellos en la sociedad es una gran carencia de nuestra civilización.
Tras leerlos uno concluye que más que ser bonito y altruista apuntarse de voluntario a charlar y sacar a estas personas a la calle, quien necesita de unas clases de ellos y ayuda de alguien, es uno mismo, el ser normal, listo, fuerte, libre, con oficio, el respetado. Y lo que digo no es moralina, ni tercermundismo barato, es conclusión de lectura de libro de biología neurológica.

Adjunto parecer de película que versa sobre esta temática, vista ya hace unos meses pero muy acorde con lo expuesto arriba, que quien sale beneficiado de una relación con ellos, no es precisamente el aparente deficiente:
Míster criticón se suele deshacer en elogios cuando algo le gusta. Hoy ha sido el caso. Porque escasas veces uno ve una película en el cine y la volvería a ver unas horas más tarde. No me pidas que te bese porque te besaré tiene un título descarado que puede llevar a interpretaciones dulzonas. La película es una bestialidad.

Una bestialidad muy humana, y encharcada de talento. El culpable es Albert Espinosa- el creador- un tío ametrosexual, feo, desaliñado, con pierna amputada, joven, con cáncer media vida, sin pulmón ni medio hígado. Un tío, de mente maravillosa, superdotada en matices y conexiones entre historias, un fuera de serie por talento y de fábrica, fuera de muchos caminos mentales transitados requetemasificados-convencionales, con propia isla, huellas y continente. Fuera de serie porque extrañamente cambia de matrices con-textuales de una forma súbita. Es capaz de deconstruir una historia en menos de un segundo como un castillo de arena bañado por el agua, mientras se forma otro de la nada (su mente) y aparece ahí de repente con sólo la bandera a coronar para ser rematada esta nueva trama. Una bonita continua emergencia.

La historia se engarza en el mundo de las personas especiales/disminuidas psíquicas. Conclusión/premisa mía: ¿muy fuerte no esto de englobar toda la psique en la disminución? ¿muy heavy no el cartel exclusivo de disminuidos a los de gañotas y tartamudeos, habiendo tanto minusválido emocional llenando las aceras? El alto, el bajo, el guapo, el feo, el rico, el pobre, el listo, el tonto. Los 8 adjetivos funcionales para dormir, comer, follar-trabajar.

Hay que estar allí en la butaca del cine para no perderse todo lo que una mente humana sólo puede retener horas después.
¿Resumen de la historia? Es un chico que va y sale de su casa y se encapricha en aprender a tocar la guitarra la última semana antes de casarse, entre otras cosas porque no quiere casarse, entonces le toca una clase con personas diferentes a él, que le impactan, y una compañera de clase le ayuda a tocar una canción que hubiese tardado 10 años en aprenderla.
Eloy Azorín aporta positivismo y sonrisa, el propio Albert Espinosa un personaje ultracómico y antiheroico, el profesor de guitarra una sobriedad extraordinaria, los 5 actores disminuidos son lo mejor de la película, lo más hilarante en años, el quid del mensaje, la veta y filón de la historia.
Destaco el personaje de Pol que me deja sin palabras. Y el escenón-trama de la piscina con mesas maquetas del banquete.
La película va de como los deficientes o los simples, pueden solucionar la vida de las personas consideradas no deficientes o normales. Plas plas plas

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encantó el post…
Te centras en disminuidos psíquicos, pero es extrapolable a otras vidas apartadas socialmente, a los que muchas veces damos la espalda (para muchos es mas cómodo vivir sin ver) y de los que podríamos aprender mucho, igual que de los enfermos mentales enumerados en el libro de Oliver Sacks…
Al menos una vez en la vida deberíamos sumergirnos de pleno en vidas “menos normales”, es una experiencia que enriquece y no solo por lo que uno puede aportar (que evidentemente es infinito) sino por lo que inconscientemente y en contra de todo pronóstico nos pueden aportar a nosotros…
Colaboré hace años en un “casal” de verano haciendo de monitora a niños socialmente discriminados por nacer en un lugar equivocado sin pedirlo si quiera, en “familias” desestructuradas (padres drogadictos, delincuentes, madres prostitutas, etc.…) y que vivían bajo la tutela de instituciones publicas o seguían viviendo en ese horroroso entorno…
Les entregué dos meses de mi acomodada vida y les di todo el cariño que pude, pero eso es lo de menos a eso íbamos…
Lo que mas me sorprendió es lo que me enseñaron ellos a mí sin ser conscientes…
Había sido un año familiarmente duro y con 17 años había dejado de creer en mi familia, se había disuelto en un abrir y cerrar de ojos…gracias a esos niños volví a valorar el hecho de tener un padre y una madre capaces de amar y la suerte de poder contar con ellos…
El último día nos hicieron una fiesta a los monitores para darnos las gracias por esos meses de verano, todavía hoy pienso que la fiesta se la tendría que haber hecho yo a ellos…

Jordi!!!, lo siento me ha quedado larguísimo, parece de un post jajaja

Besos a todos…

Jordi Santamaria dijo...

Molt maco lo que dius, merci pel teu testi-moni, gràcies : )

Anónimo dijo...

Mónica, chubasquero, que otra vez llueve...
Yo también tengo recuerdos como los tuyos. Y gracias a esas vivencias hemos podido aprender que el cariño que se da a los que tienen un corazón grande, y nada disminuido...Se recibe de vuelta, multiplicado por mucho.

Sin embargo recuerdo "Una mente prodigiosa" cuando el protagonista dice, sic: Me han tocado dos raciones de cerebro y media de corazón...

Veré la pelicula. Voy bastante al cine.

Anónimo dijo...

Sí Carmen vuelve a llover...voy a por las botas de agua...
Estoy harta de ver gente con "larga enfermedad" por disminución psíquica, cuando serán reconocidos los enfermos con disminución emocional? para mi están más enfermos...ahora llamo al centro de salut...

Jordi, gràcies a tu per escriure i per mil coses més...

Anónimo dijo...

Yo puse un nombre que me salió espontáneo, quizás por el ambiente médico de casa: anemia emocional.
Y hoy un poco de sol y frío.
Contra la anemia emocional chuletón de aprender a querer, y decir poco a poco adiós a la inmadurez sentimental....