domingo, 15 de febrero de 2009

M.

Ya 6 horas y media de vuelo, y quedan 5. Los vuelos transoceánicos son un coñazo, más solo, se convierten en lo peor de un viaje largo. Ahora ya es el momento x en que el vuelo se ha destripado, los pasajeros han dejado de retener, de probar el paso del tiempo en lo estático, y la cabina parece más un salón de estar resacoso, intentando hacer una provisional habitación en este búnker alado.

El post del avión transatlántico, que siempre aporta un granito a la fenomenología del viajar en avión, y también ejerce de radiografía, de termómetro de la temperatura anímica previa al viaje.
El sentimiento aventurero está al parecer soñoliento. Sabido que a esta singladura le siguen 3 más en breve; escopeteado por los quehaceres en Barcelona necesarios antes de la marcha; poco documentado sobre el destino a descubrir.

Hace falta pues una pequeña conjura, un breve tiempo muerto conmigo mismo para mentalizarme del sentido de todas estas horas preparando, madrugando y sentando quince horas de vuelos. Y de todo lo que hay que sudar y sangrar en años, estos días de disfrute, de compensación vital.

Me espera el gran Brasil. Continente en sí mismo. Mundo único capaz de atraparte y dejarte un buen poso, en su experiencia sensorial de exhuberancia, musicalidad, mestizaje, sabiduría de cercanías, idiosincrasia de acentos disney y talento familiar. Dejarse llevar por los ríos y selva del Amazonas, sueño de viaje cumplido; por los carnavales de Río, cita universal; y suspender si hace falta mi actividad laboral compañera puntual de viajes, porque parece que lo pide el tiempo en este febrero del 2009.

Viaje también menos procesal pasatiempo alegrasoledades de Jordi. Estos viajes suelen ser oasis exóticos que jalonan mi solitario pastar en la estepa de los treinta, con sus zozobras y efectos secundarios no deseados de integrar nuestra cultura individualista, enfermiza y urbana. Pero este proceso tibio de zozobra y viajazo, inestable y casi en equilibrio a la vez, empieza a tomar estructura de pasado poco a poco. He encontrado una compañera de estepa, de fatigas, y de miércoles y eneros, que se ha propuesto llenarme los instantes de afecto, detalles, de ayuda, de apoyo, cariño del bueno, entrega, y sincero reconocimiento. Un compromiso espontáneo y sustentado por lo único que vale, hechos, que tiene su necesario arte, que es al final lo que cuenta, y convence. Una persona con arte que sabe querer, a la cual no puedo más que corresponderle.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Aquí me tienes llorando de emoción a las 2:23 de la mañana, tienes la capacidad de hacerme reir y también llorar, pero siempre de emoción...
No sé si éste es el mejor muro para agradecerte todo lo que has hecho por mí y lo mucho que me has ayudado ha levantarme cuando estaba tocando suelo, pero quiero hacerlo a estas horas de la madrugada en Barcelona y no puedo hacerlo de otra en este momento...
Me encanta estar a tu lado y entregarte todo lo que tengo...por eso decirte que quererte no me lo he propuesto, simplemente cuando te veo no me sale hacer otra cosa...
pásalo bien, te espero para quererte también en marzo...
M.(termina de poner tú el nombre si quieres...)

Anónimo dijo...

Acabo de abrir el ordenador. Mi familia ha estado este fin de semana con sol, y ahora que palpita en mí el cariño, me encuentro con M que dice lo que siente a J. Y yo sólo puedo añadir, que el " no me sale hacer otra cosa" es tan tierno y tan del alma, que ...( no lo estropeo con más palabras.).

Anónimo dijo...

Carmen, tu nunca estropeas nada, no olvides que me gusta leerte...
Y sí, soy así me mueve lo que me mueve, ahora tendré que guardármelo un tiempo, bueno unos días, tiempo suena más largo...

Anónimo dijo...

Mónica , quiero gritar al mundo, con el descaro de las pequeñajas, que se te adivina un corazón, no sólo enamorado,- porque enamorarse es fácil-, sino un corazón que sabe querer y que se da sin pasar factura.
Yo agradezco tu afecto porque lo siento en mí!