martes, 24 de febrero de 2009

Sambódromo




Tres treinta de la noche, sambódromo de Río de Janeiro. El ambiente es, una lo-co-mo-to-ra de sonido, la samba percute hasta donde la vista llega. Llevamos cuatro horas de carnaval, aguanto cocacolado, ya rendido, con el día caminado y 35 grados fieles cada hora a mis espaldas.

Desconectado ahora de la mara-bunta, y cambiado al canal personal del blog y vuestros ojos. Mientras aún la gente bota esperando el desfile de la escuela de samba de Mangueira, entregándose a repetir el mismo son durante hora y veinte minutos, unas 40 veces, en paulatino sambar y automatización de la felicidad. Millones de gente somos tribu de nuevo esta noche y las endorfinas salen espasmódicas al ritmo de los tambores en un africanismo revisitado. Hay reportaje amplio de la noche de hoy, ocasión única para el video y la fotografía.

Río no se acaba nunca, Vila-Matas y Parises sí. Es una ciudad insaciable, hipertrófica, no mesurable. Ciudad donde se sentaban los gigantes, en sus mogotes y colinas artísticos, prestada a los humanos para coparla. Tiene algo de mítica sí, mini-país engarzado con la naturaleza, estado, parque natural, urbe de cien barrios y tres cabezas, hogar de 9 millones de almas en coro, Copacabana y casco histórico colonial, Ipanema y ocho autopistas, Concha donostiarra y New York de playa, matraz en fin de imposibles.
Lugar auténtico como un pueblo de playa y capital yuppie como una city de Londres. Sitio para vivir varias ciudades, quizás cuatro, de las del resto del mundo.

Nos hemos dedicado a combatir el calor, uno de los principales quehaceres en Río. La tradición usa hacerlo con el playismo, verdadera cultura aquí. La arena es lugar de compras, práctica de baile, encuentro social y taberna, competición y entreno. Todo para exprimir el sofoco in extremis lindando con el sentido final, el agua "gelada" del Atlántico, elixir y condición de posibilidad de la vida en Río.
Dos temperaturas extremas, que fructifican en la neblina-vapor de Río, condensación de ese binomio. Y que dan subidones termales al cuerpo, experiencia levítica y precripción de salud de los médicos.

Y Río, pasará a mi biografía, como el lugar en que se me ató la vida a la de otra persona a más de 10 mil kilómetros de distancia, estando así de lejos y a la vez tan al lado mismo. Esas magias, labradas, del destino.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Como todo en la vida lo empecé por el principio y el título "Sambódromo" me obligó a seguir leyendo, lugar soñado por gente que vivimos el carnaval y nos gusta el espectáculo, pero Jordi lo siento, el espectáculo de verdad este año no era en Rio, era en Barcelona te equivocaste de destino jajaja...
Seguí leyendo para encontrarme con ese último párrafo, que me dejó clavada en la silla en un día de pocas palabras...
Río también pasará a mi biografía, biografía en la que has entrado con toda la fuerza que tienes y que me das, y protagonizando una fábula que lleva por título "El elefante que se convirtió en gacela"...
Te espero ya pronto, tenemos un contrato en prácticas pendiente jejeje...
Petonetssss granssss...

Anónimo dijo...

Pero Mónica, si yo sentía el cordel aquí en mi cintura, y vas y piensas que eres tú...
Guau!!!!!!!
Oye, qué bonito lo de buscar nuestros ojos. Sabes?, mientras te leemos llegamos a tí por ese misterio que algunos no quieren comprender.
Y es que nuestros ojos sin tus ojos no son ojos..

Leed Jane Eyre y vereís que monólogo tan romántico sobre el cordel que sangra atado de corazón a corazón....

Anónimo dijo...

Ayyyy tu también te has hecho el cordel tuyo???...
Déjame soñar...
Besos Carmen

Anónimo dijo...

NO, querida mónica, ese cordel es tuyo!! ...Pero hay alguna cordada de excursionistas en la que vamos todos ataditos, juntos.
Y, ahora, como nos hemos soltado un ratito, VAMOS A BAILAR SAMBA. Aunque hay demasiado gentío. Madre mía!!

Bárbara dijo...

Qué bien lo cuentas, Jordi, es muy bueno este post.
Y es hermoso eso de ver cómo se os enreda el ovillo de la vida entre los dedos de los pies.
Que disfrutéis tú y Mónica de ese principio que es siempre tan dulce...
Y espero que al menos a Carmen y a mí nos nombreís testigos virtuales de vuestra unión...

Anónimo dijo...

Vamos a desvirtualizar pronto, Bárbara. vamos a pasar a lo real... Te avisaremos!!