jueves, 19 de febrero de 2009

Sao Paolo

Escaleras de la catedral de la Praça da Sé, sitio tópico de Sao Paolo. He anexionado a mi manera este destino y le pongo el post como bandera, en estas escaleras tan paulistas, núcleo del meollo de la capital, centro psicométrico.

Sao Paolo no deja indiferente. Es una ciudad que uno no imagina y que no nos han enseñado en las escuelas o en la tv. Es una megalópolis de esas que decían que iban a existir, o lo más parecido a las urbes futuristas que Bola de Drac nos mostraba. Montones de desfiladeros urbanos, pasarelas, rondas, plataformas, la ciudad más vertical y de niveles que he visto. Un juego de puentes, cinturones, cañones urbanos, entre pertinaz paisaje de semirascacielos, sin urbanismo chato, y ausencia de barrios sin apariencia de centro. Todo es centro.
Un estilo de Castellanas y Diagonales como calle tipo, de arquitectura sententera que se aguanta con dignidad, orlado con una vegetación-jardín privilegiada de trópico. Sao Paolo está en un estante salubre y anticanícula, a 700 m de elevación. Y en los 70 debió haber un boooom inmobiliario-económico, que pobló de semirascacielos la ciudad como esporas... qué hay? 2000 edificios de 30 pisos o más?!

Es la capital de un país enorme, el corazón de un territorio infinito para el mortal, una megaciudad dinámica, moderna y desigual, con lo mejor y lo peor, en grande. Por sus oquedades de país en desa-rrollo se cuela la cojera de la modernidad paulista, favelas, mendicidad, pobreza y enfermedad.
El centro de Sao Paolo es interesante, un pasear peatonal entre desfiladeros walestritenses con aires de trópico y vegetación exhuberante, en medio de moderneces del siglo XXII, setenteces, ciudad señorial, y tamaño XXL. Un centro de ciudad que se me adivina único, diferente.

El calor golpea constante y produce más fatiga al pateo. Las brasileñas se pasean con camisas grandes de playa sin pantalones, que las hace elegantes en el trópico, entre señoras de playa, y oficinistas de las Antillas. Los jugos de frutas fríos se venden en cada bar de la esquina como seña de lo que refresca en el territorio, para poder proseguir el camino. Y yo voy a echar tras el descanso de piernas, un fisgoneo por el barrio de Liberdade, hogar de un millón de immigrantes japoneses. Boa tarde!

11 comentarios:

Bárbara dijo...

Aquí nos tienes a todas, metidas en la maleta, y atisbando por la rendija...

Anónimo dijo...

Jajaja, es cierto Bárbara estamos todas recorriendo Brasil con Jordi...
Has echado una ojedad a las fotos?
hazlo no tienen desperdicio...
Besos

Anónimo dijo...

Por cierto, que mal veo yo por las rendijas con estas gafas!! Con lo requetebién que estaba yo sin ellas...
Mónica, Bárbara, nos tendríamos que ir las tres a otro paraiso y que Jordi se quedara en la maleta. Ya le mandaríamos fotos.....

Bárbara dijo...

Las he visto, Mónica, impresionantes (en dos palabras).
Me apunto, Carmen, me apunto.
Besos a las dos.

Anónimo dijo...

Donde nos vamos? estoy haciendo la maleta y no se llevar de playa o montaña...a ver si hago un hueco para Jordi...seguro que si mi maleta es grande...
Besos

Anónimo dijo...

Machu Picchu y después una islita de la Polinesia???Ropa variada, Mónica
Ahora mismo llamo que me manden un Jet! Y paso a buscaros...
Y jordi pesará demasiado en la maleta... Ay el amor!!

Anónimo dijo...

Noooo, no pesará Carmen , lleva ruedas, jajaja
besos y buenas noches

Sir Alsen Bert dijo...

Yo te voy a decir una cosa: tanta descripción aburre.
¿En qué calle se dan las hostias?
¿Por qué mujer?
¿Quién se bebió ese zumo de frutas, Lowry?

Anónimo dijo...

Yo cre, que Jordi, ha conseguido transmitir la pesadez de Sao Paulo muy bien...Un relato más apasionante describiría otro tipo de ciudad.
A mí por ejemplo sólo de pensar en Sao Paulo me da pereza...Todocentro, todo igual, macro macro, y después ...las favelas desgraciadas, donde ahí si debe de haber más golpes que los necesarios y menos zumos de los tambiés necesarios. Y mujeres muy tristes. Y hombres muy agresivos, y niños sin poder ser niños.

Jordi Santamaria dijo...

Hola, ángeles de Charlie! Os tengo abandonadas, blogueramente hablando :). El viernes fue de horas de coche Sao Paolo-Río, donde no tengo tanto internet y hace un calor de 40 grados, así que uno intenta pasarlo y remojarse en el mar.
Habrá que hacer un viaje sí, a mí me dejáis en la maleta, que ya doy vueltas suficiente. Un abrazo y pronto reabro el chiringuito de palabras, un beso

Anónimo dijo...

Que sufrimiento mas grande estar a 40ºC i remojado en el mar de Brasil por Dios, quiero una condena así...
besos