jueves, 12 de marzo de 2009

Reprogramación Antena 3: La verbalización

Nos quitamos ese virus de la pereza de forma sesuda en lunes, al proponernos re-flexionar sobre la verbalización. Porque el nombrar, o repetir, algo que nos ronda, es como vestir la realidad, o una posibilidad. Decir y verbalizarlo es añadirle un traje sonoro, una cola acústica, y una nueva huella cerebral en otra dimensión funcional del córtex. El cerebro y todas sus circunvoluciones son ciegas, es un mero hardware procesador al que se le podría introducir un planeta u otro, una ideología pepera o un vademecum de poesía. La estética, los sentidos, nos enraizan en este mundo y nos salvan de la especulación, nos verifican la validez de las fichas del lenguaje, y son el antídoto de la asfixiante retórica.

Los mantras se verbalizan hasta la saciedad, como una samba enredo en el carnaval de Rio, pero en ambas esa mecanización busca un éxtasis fisiológico, pues hablar es también un acto locomotor y perteneciente al ámbito de la respiración.Hablo de una simple repetición, hasta qué punto muta una realidad si se verbaliza o no. Yo siempre soy renuente a verbalizar cualquier mal estado psicológico propio, es más, casi nunca escribo desde el malestar. Intuyo que decirlo es como sentenciarlo, perder el tiempo en algo que no es mejorarlo, buscarle una solución. Es posiblemente una decisión más de la cosa, que de mí mismo, que imantada prefiere y elige ella las formas de salir del atolladero. Es creo una forma de no creérselo.

Hay un espacio en el ser humano, que se queda sin contenidos, unos momentos de vacío temático, en los que nos apropiamos cualquier chotera que pase por allí. Todos los aquí presentes alguna vez imitamos el Get upppaa del anuncio, o nos sorprendemos a nosotros mismos verbalizando tonterías, como si nuestro hardware se rallase o se colgase, es defecto de fábrica. Tenemos estas lagunas, estos lapsus de mala máquina, o puntos ciegos que llamaría D. Goleman para temas más sofisticados. Quizá es por eso que no me fío de mí mismo del verbalizar (verdad de cogote, inconsciente), quizá por allí arraigan las hiedras de las sectas y se da el botón de los lavados de cerebro, religiosos o políticos. No estaría mal algún botonejo en la solapa que indique "estoy down, o estoy en off", me reseteo en un minuto y vengo.

Los escribientes tenemos suerte, no jugamos a la vida en directo en este oficio. El papel permite el diferido, planear la jugada, ejecutarla en el timing deseado, como el cine. Es un privilegio que compensa el hablar solo, y por eso D. Trueba hace cine con gente, también.
Admiro las magistrales ejecuciones en directo, yo oralmente soy torpe hasta que no entreno y canto horrendamente, me maravilla un Valdano oral literario o unos correctos niños cantores de OT ejecutando ante 6 millones de personas. Y esto hay que verbalizarlo porque es así, aunque sea una realidad, mejorable. Buena semana y buenas, muertes? Ciao!

P.S: me dice Kobe que una liturgia es una representación solemne y real de algo que ya no tiene nada de lo uno ni de lo otro. Por cierto, en el Raval y en todo barrio cool-progre de las ciudades de hoy, hay excedente de liturgia... el mundo Mac es un valle de liturgia, barata a mi parecer.

[..] me doy cuenta que en América uno aspira a injertarse, allí se busca savia, es la riqueza de lo vegetal.

Y voy a ir al galeno porque los posts me salen multiformes, me debo regar diferente ahora, será eso, y también se me ha abierto más el ojo críptico. Al final se versificará la prosa a este ritmo.
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(No quería que este post quedara des-apercibido, así que lo he reprogramado como el Príncipe de Bel Air, después lo borraré, pero estaba ahí solito en un rincón)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me has adivinado, como siempre!!
Ayer a la noche pensé: qué pena que este post de la vebalización se quede solito..
Y no lo verbalicé por pudor, porque ya había charloteado demasiado y me parecía que era mejor dejar reposar ideas...

Al final, con verbalización o sin ella, todas las motivaciones son de nuestro anclaje encarnado,-el pudor mío de ayer, por ejemplo.

Ese es mi tema de trabajo, que la razón entra un poco después que los sentidos...

Y los mantras existen en todas las religiones, las jaculatorias, rosarios, son los deshogaderos de tanta emoción contenida , la mejor manera de que llegue la paz, de que todos los instrumentos de nuestra orquesta se armonicen y vibren con una misma melodía...
Y a fuerza de repetirlo se hace carne de nuestra carne..

Me gustan tus riegos,
porque a mí me riegas con tus palabras,
pero también siento lo que callas, lo que no verbalizas y me detiene ,
como en un baile mágico , a las puertas de tus misterios....

Bárbara dijo...

A mí Muchachada nui me deja sin palabras, pero otra cosa es que, directamente me las quiten (¿qué fue de los comentarios?)

Jordi Santamaria dijo...

Pues no sé, blogger también tiene lapsus digo yo, y se produjo esa malformación en el post.
A ver qué Celebrity es la siguiente...

Jordi Santamaria dijo...

Gran comentario Carmen, la Carmen poética es de traca.
Tengo un poemilla sobre sentimientos y teorías por ahí, que pondré algun día. Como si las teorías fueran un pelotón ciclista esforzándose por escalar puertos, y tras suyo dejasen una estela de tinta por miles de kilómetros de carreteras labradas. Los sentimientos participarían en esa carrera volando, y adelantarían a las estoicas teorías cuando les viniese en gana, sin dejar esa estela de tinta, y con un olor floral fresco.
Yo tengo pocos misterios y callo poca cosa. Muy bien descrito el vibrar psíquico de los mantras, como un masajeo de las ideas agarrotadas ; )