lunes, 27 de abril de 2009

La comercialización del amor en Cuba 2/4

Sexo y dinero, suelen ser sus dos grandes cartas, hacer de proxenetas elegantes y haber pactado de por vida con el camarero del local, un buen tarifario voluble según las tragaderas del estúpido estafado. Tienen una cuenta gratuita de bebida vitalicia, cosa menor, y una commission del mojitismo hemingwayariano insospechado para Ernest.
Las tarifas del bar cuando entra el yuma sufren una multiplicación de 4 a 8 que no explica ninguna inflación de país emergente conocido. Y luego está el juego de ajedrez sexual. No sólo ofrecemos ron con hielos y menta, señores, ofrecemos ese tan valioso activo que nos dio la madre naturaleza, que es calmar el galopante prurito sexual del hombre. Una enfermedad casi congénita nuestra, que en Cuba parece ofrecer solución.
Ma spetta, tutto ha un prezzo amico.
Aquí se comercializa con el sexo a gran escala, cosa obvia que no se hace en la mayoría de otras esferas bajo el comunismo, y es un intercambio de bienes y divisas con individuos de las economías extranjeras, tal cual. La industria de la prostitución ocupa no sólo a la profesional del sexo, sino a toda la red productiva que colabora en cada proyecto de trabajo diario.
Pero si la balanza de precios marca que bebida, transporte y comida suben un 200 % - 400 % cuando asoma el yuma, si algún hijo de puta con barba ha creado dos economías con dos monedas, cuya tasa de cambio es 1:24, es decir, ha conseguido en 50 años que yo y los míos tengamos que ser aprox. un 2400 % más pobres que el occidental standard, pues la madre naturaleza por suerte nos otorga entre las manos una manera de compensar este desajuste desorbitado y humillante. Así que el sexo es cobrado como en Occidente o más, salvo excepciones insalubres. La jinetera por ende, si es artimaña jinetera, puede tener un salario hasta mil veces mayor que el sueldo del pueblo, mil veces más.
Dos y dos son cuatrooo, cuatro y cuatrooo diecieséis.
Igualmente no toda mujer cubana es jinetera, obvio también. Como no todo estudiante occidental es empresario sin escrúpulos. En ambos casos los escrúpulos son un vegetal que no se cultiva y consume, cada cual a su manera y en situaciones sociales bien distintas.

1 comentario:

carmen dijo...

Que nooooo, que cuatro y cuatro son ocho...