domingo, 14 de febrero de 2010

Cuántico y chorra II

Y cuando se pierde la cita con el suicidio? Qué queda?
Unas vacaciones en la Manga? Una sobredosis de tópicos?
Eso, ser una obesa mórbida de tópicos,
anestesiarme a base de confundirme con la masa
perder mi silueta, mi nombre,
y donar mis sueños a una oficina,
recelar de mi intimidad
para que no cante mi fracaso megalómano,
para que nadie lo pueda descubrir ahí mal puesto
Y ganar otra silueta, un becerro adorado de curvas
Pues mi uci es la adulación
y mi Biblia la cosmopolitan.
Soy tonta, casi rubia, y si me miras me enfado.
Trabajo en una oficina y en un espejo,
pero lo último es sólo porque perdí una cita con el suicidio,
porque sólo a base de cosmética dejará una tarde de
oler esta mierda gigantesca que soy yo.

¿A qué cuesta verlo?
Pero no me mires, que me enfado
tú no me descubres ni te da tiempo a oler nada.
Sólo si me adoran sobrevivo
soy pura especulación,
mi guerra es la estética o la psicosis.
Y perdona si te humillo, sólo sé hacer eso.
Agradece el paisaje, y no pises la mina que hay en él
Si penetras en él, saltaré enroscándote hasta asfixiarte
no soy mala, sólo soy una serpiente.
Y sólo convivo y me reproduzco
con otro reptil que trepe.
Yo quiero un banco, no un poeta,
una micra de andrajoso me produce sarpullido.
Christian Dior cuesta dinero
y una felación tampoco hace pensar rato si sabes hacerlo bien.

Soy la fachada más bonita de una casa que detrás nunca existe,
soy una ilusión, soy un espejismo
y así
soy
casi persona

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