lunes, 15 de marzo de 2010

Toc toc ChicAgo




Primer día aquí. Jet lag de la casa y el día se iza a eso de las 3 de la mañana. Emails, trabajos varios, día laboral terminado antes de que aquí se desprendan de las legañas. Desayuno en la habitación comprado en Trader´s Joe, una institución urbana-rústica de las que se ven por aquí.
Cualquier ciudad que se avista de EEUU mentalmente se referencia a la ciudad de ciudades del país y del globo, NYC. Lo bueno es ver que ninguna de ellas es réplica, que Boston, Chicago, Miami, son lo mismo y a la vez muy ellas. Todas se parieron en este megaestado nuevo en las mismas épocas, el sastre de los tiempos les dio a todas un talle, pero cada una se particularizó localmente ganando una identidad. Estados Unidos, como toda América, es un precipitado intermedio, novel como para no tener nombres las calles y sí números, pero mediato como para haberse formado identidades tan propias e insustituibles, que parecen llevar allí 20 siglos, como podría ser el tango en el sur.

En Chicago el urbanismo tiene las treguas que no tiene en NYC, con espacios no ocupados, atmósferas con guiños a lo rural. Aquí parece más fácil comer bien, hay un esmero francés por ofrecer productos redondos y naturales, que tampoco debe ser francés y se formó aquí por localidad.
Ha sido un paseo de vuelo de pájaro reconocedor, que al fin y al cabo suele acabar teniendo bastante de verdad, sin postjuicios que entorpecen. He hecho la litúrgica ruta consumista del Apple Store, Nike Store, Disney Store, Hershey Store, recogiendo ostias respectivas en forma de regalos. Ahora ya me puedo cagar dentro. O sea, ahora ya puedo hacer algo más que haga el viaje valer la pena :).
He sido hasta ahora un intelectual cenizo que siempre va a comer al mismo sitio. No es mala trastategia de arañar familiaridad. Te topas de primeras con lugar bueno, bonito, barato, para acabar despidiéndote del dueño poniéndote a los pies de su esposa, dándole una tarjeta de tu residencia en Barcelona, gran amigo Frank.
Así que ahora intentaré dormitar una siesta reparadora, y luego algo tendré que planear en esta mi ciudad querida que tanto conozco, alguna ruta donde dejarme caer. Ya os contaré mañana de su ésito o su fracaso.

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