domingo, 28 de marzo de 2010

Sobre la marihuana (due)

Cuando uno sube en pastel, puede tener estos pensamientos sucesivos yo diría en 4 segundos o 40 céntesimas:

Xavi Hernández, como un jugador de élite puede seguir progresando, como si en una cantera estuviese.
+
Fakebook, APM.
+
Letra de Julieta Venegas, rara, raaara, pero ok, se acaba entendiendo.
+
Arús, programa sui sui generis, la mejor tertulia de la tele de España, las entrevistas más baratas, ejemplo de glocal (local + global) un poco deformé.

Se va demasiado rápido, la marihuana potencia la cognición como si de un fórmula 1 fuese el combustible. Y de tan rápido que se va, nadie puede ver el paisaje y quedarse con sus recuerdos. Sólo te queda una huella de muchos, y sí que a algunos de ellos se les mira lo suficiente como para retenerlos. Una pena, porque muchos se van por los agujeros de la red.
Es manifiesto, como se abandonan las rutas de la memoria a corto plazo, para transitar otras que tienen que ver más con la síntesis, la filosofía, la relación entre cosas.
Y al mismo tiempo, cuántas experiencias se necesitan, para poder acabar teorizando sobre ello. Ya que no es fácil la serenidad del papel en la marabunta que resulta la experiencia, tiene de hervidero, agradable, pero muy activo mentalmente, agitado.
Respecto a efectos contrarios, en mi caso la quasi bulimia que provoca, no es que parezca beneficiosa a largo plazo si uno ya está sobrado de grasa corporal. Respecto a bajones anímicos, que si pasa a una persona cercana, puede ser que al cabo de 3-4 días, con los metabolitos ya procesados, se produzca una ligera apatía diluida, y un poco de bajón. Pero no es nada del otro mundo.
No es que haya euforia cuando se toma, pues domina más la lucidez que la euforia como efecto, sí que se incrementa la impulsividad, aunque la desinhibición es muy diferente a la del alcohol. Hay un dominio de la psicomotricidad mayor, para que nos entendamos, uno baila mucho mejor bajo los efectos de la marihuana (tomada en pastel) que sin. Se mueve mejor, mejora también la parte inflexiva del habla (entonación, dicción, expresión). Y su creatividad explota como lo hace una botella de champagne, con su mismo sonido, significado, y triunfo.
También se incrementa la pacificidad de uno, algo bastante intuible viendo las décadas y personas relacionadas con el mundo. Hay una mejora de la sociabilidad.
Se pueden tener momentos de ligero mareo mental, que dura un segundo o menos a veces, como un aturullamiento del fórmula uno que arranca.
Suele haber un incremento de la libido, un aumento de la salidez bastante perceptible, y en caso de perpetrar el asunto, notareis que la experiencia también cambia.
Lo encuentro una eucaristía real, que no debería acarrear ningún mal tomada semanalmente. A diario, o cuasi diario me da respeto, aunque no se descarta su toma.
Desde mi humilde opinión, recomiendo su uso, y sus pruebas a nivel médico, no mucho peor podemos ir como especie, y mutarnos un poco la mierda que llevamos en la cabeza, sólo puede significar ir a mejor.
Firmado: el hijo de Victoria.

No hay comentarios: