sábado, 10 de marzo de 2012

Activos tóxicos (Marcianitos)


En este vagón desacelerado de 7 mil millones de pasajeros, parece darse por sentado que los derivados no la van a volver a liar. Quizás alguien se imagina que están en una jaula, y que han sido fichados y arrestados.
No, pese a ser identificados como dispositivos de alto riesgo que se hacen explosivos con mucha facilidad, no están catalogados como sustancia peligrosa y gozan de la categoría de fórmulas, papeles, y elementos de escritorio.

Un derivado es una oportunidad de inversión sobre un aspecto de un bien real, entre ellos su futuro, pitoniso, alejándose en el éter de lo Tangible, pudiendo crear así un mundo paralelo con mucha menor fuerza de la gravedad. Los bienes tangibles se esquematizan, se interpretran, se dibujan, con ánimo cubista, y se terminan abstractos. Luego esos cuadros se oficializan, se hacen mapas numéricos del mundo.

Los derivados son sustancias que se inoculan en el seno de la sociedad, unos picolitros aquí otros picolitros allá, llegando a las venas de cada persona en su casa. Si son un veneno, un mundo paralelo adulterado e inventado, como las subprime-low prime, todos somos infectados y se produce la epidemia.
Los derivados se mueven en la espiral del apalancamiento. Con relativa poca inversión aspiro a multiplicar beneficios. Estamos ante la ingenuidad alquimista 5.0. Ésa es su magia perversa, la de poder multiplicar los apples y los peces. La de poder crear otros mundos a partir de cálculos ambiciosamente erróneos. Entonces algunos virus son inyectables en el sistema, entrando en circulación avalados por firmas reputadas. Los activos tóxicos, los activos tóxicos, alcanzan fácilmente las calles de las ciudades, y con un mero traspaso se van colando en las casas de las personas.

Todo es muy virtual, son virus electrónicos, pues se crean en las pantallas y sustraen en extractos electrónicos. Los marcianitos o lo virtual, como un espectro, todavía está en el limbo legal, se le escapan los poderes legislativo, ejecutivo y judicial.
Tú puedes acabar robando una casa, aunque no la fuerces ni la ocupes, o puedes atracar a un centenar de piadosos, sin pinchar ni sacar ninguna navaja. Pero tu coartada será que tú sólo interpretaste un activo y una coyuntura, y que sólo tecleaste en una pantalla e imprimiste papel. No, no me joda, usted puso un puto precio. Usted vendió, manda huevos. Usted es un comerciante que pintó de oro la hojalata, y con una pintura emuladora, perdone, muy trabajada, como de un gremio numeroso y corporativo de estafadores pintores. Usted, es un hijo de la gran puta, perdone, ya que su castigo es cobrar por ello, usted se merece ser colgado de los huevos en su san martín, disculpe. Que un día este mundo llegará a la etapa de considerar reales los marcianitos, y ese día se regulará hasta mi polla, cuando pase a menos de cincuenta metros de un banco.

No hay comentarios: