jueves, 19 de julio de 2012

3/5: El sistema, capitalista o comunista, primero es tonto

Digamos que el sistema capitalista llegaría a su colmo si aniquilara el ahorro, si el colapso de un banco se cargase no metafóricamente el ahorro de los ciudadanos.

La historia de este país ahora parece disparatada, pero es vivita y coleante de lo reciente que es. Una década de locura especulativa en la vivienda, un proceso enfermo, del propio sistema. Todo fue gradual y cada trimestre era un poco más que el anterior, y con más gente participando. Era una carrera tras los precios del ladrillo. Tengo un amigo entre 50, que se salió de la hipoteca entonces.
Particulares y empresas sabían, por esa estúpida manía de entablar amistad con los peones de los bancos, que por el mismo precio del alquiler podían ser propietarios. Cuando con la banca siempre pierdes. Eres propietario pagando de 150 % a 200 % del precio de la casa, y si no puedes pagarla el banco se la queda al 50 % de su precio. Y lo primero que pagas son los intereses. Lo mismo que un alquiler sí.

¿Cabe decir que empresarialmente los bancos fueron penosos? Sus balances dan fe de ello. Porque hasta el último minuto de la música, estuvieron haciendo negocio con los nuevos aspirantes a empresarios del ladrillo. "Cuando toda la economía está errada", podría ser el título de nuestro prólogo. Cuando todo el mundo permite inventarse la riqueza.
Que una sociedad tiene una élite política de bajo perfil, es algo con lo que ya contamos, si además cuenta con unas malas empresas en el sector financiero, se forma un cóctel lamentable. Bambi les loaba. En esa frase del anterior presidente, se escenifica la estulticia.

Dicen que al final hay una crisis de valores. Y de talentos también. El sistema, capitalista o socialista, en el fondo es tonto. Había mucha tontuna, en la década de la fiebre del ladrillo. Tontuna de todos, entusiasmo barato.
Resulta curioso que la gran purga, el pánzer que placa y noquea a todo el mundo, sea esa realidad llamada deuda. Todo el mundo debe dinero. Y necesita más dinero para pagar lo que debe. La deuda tiene pies, y uñas, la deuda no es un monolito que espera. Llegado a un punto de inflexión, muerde, y devora. El posible punto de no retorno. La trampa de las condiciones de una deuda. Tic tac.

La otra cara del capital-ismo. Lo que ha sucedido era bastante inevitable por cómo se ha producido, sin pajolera idea de lo que estaba ocurriendo. Es como si a las tribus en su día les pides una estación meteorológica para salvar sus cosechas. Como he dicho, el sistema, capitalista o comunista, primero es tonto. Claro que la lección a aprender es la supervisión del sistema bancario, auténtico ridículo empresarial para cualquier libro de economía. Ahora reconoceremos a nuestra espléndida clase política porque llevan un post-it amarillo enganchado en la frente por la calle, en el congreso, en el water: supervisar el sistema bancario.

Al fin y al cabo, crecer, crecer, crecer, sabemos qué quiere decir. Es tener el nuevo modelo de, es deshechar y olvidar el anterior, es pasearte entre anzuelos constantemente, es placar la austeridad, mientras se cacarean resultados empresariales como música de fondo. Es vivir al límite de lo que da la teta, flirteando con escasos fondos. Y ya sea por resbalón, por agotamiento, esa prudencia tan tan justita llega al game over. Tan sencillo como que todos aquellos que rascaban el límite, ahora se quedan en el terreno cenagoso de la deuda.

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