martes, 13 de noviembre de 2012

Homenaje al Generalísimo


Que Franco era floro, gayuso, y sodomero, no nos tendría que sorprender. Que en aquella España encarcelada, el general garbancero hiciese botar su barrigal blanquecino arriba y abajo, contra un culo sudado de efebo madrileño en El Pardo tampoco. Torrente no existiría sin un Franco previo que tiralinease la España de chichinabo. Es más, Franco fue chapero y chaposo, daba y recibía, se las comía dobladas y se las tragaba en helicoidal, en un adn flagrantemente bujarrón y bastardo. Carmencita no pagaba los collares y Paquito no pagaba a sus chulos. Era un aficionado a la caza, mayor a poder ser, porque no había como esas noches de estrés comunista, en que un corzo ya cadáver era sodomizado al trasbai por nuestro Jefe de Estado, gloria de Dios y chaposo de las Españas.

Dicen que quien puso la semilla en su hija fue su hermano el socialista. En esa casa se follaba poco y mal. Franco el follaviejas trataba de teorizar su servicio, pero la práctica era que se la ventilaba mucho en su despacho frotándosela contra todo el metal que simbolizaba un cargo más para el gallego. Dicen que lo cagaron, que de pequeño ya salió lleno de heces cara al sol, y olía francamente mal. Eso de general dicen que es una patraña. Que en verdad hicieron un casting en otra dimensión paralela, y buscaron el físico más ridículo entre las aldeas con la voz de menos hombruna, una especie de El Semáforo dirigido por Monty Phyton que encontró al cañita brava de los Jefes de Estado. Dicen que es un sarcasmo del destino, de la trilogía patria: Torrente - Esteso - Francisco Franco, que es muy de aquí. Comentan que por eso Fidel y él han durado tanto sin intervención exitosa del exterior, por descojonarse al verlos, who the hell put this fucking toy in front of us!? En esa misma otra dimensión, hay jugueterías, con muñecos de los dictadores de la humanidad. Al gordito taconero de Franco los niños lo ponen de perro de Hitler, de antihéroe al que Pinochet da patadas y Stalin collejas.

La lengua es el coro universal del pueblo, y tanto consenso no puede dejar de tener razón. El hijo puta de Franco bien debe guardar fidelidad con la realidad. Llamar puta a la mujer es muy fácil, denigrar de este modo a una madre viene a ser acusarla de lo peor y apuntar que sudó de sus hijos faltando al instinto y a cualquier atisbo de humanidad. Que tuvo un hijo para soltarlo al mundo y sembrarle de todo el rencor y odio posible que ella contenía hacia la vida y el mundo. Hay que decir que en el caso de Francisco Franco Bahamonde este reto se consiguió con éxito.

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