jueves, 10 de enero de 2013

Esquejes biográficos


A los sobrinos llega un momento que no los alcanzas. Son enredaderas que van pasando días-etapas a la velocidad vertiginosa de las células. De pequeños eran esas coles, durmientes, lentas, dadaístas, siempre novedad y siempre noticia aletargada.
Los sobrinos tienen su sede donde la fundan sus padres, en función pro clan más o menos facilitada. Puedes enpijamarte y enzapatillarte con ellos a diario, satélites de tu yo, cachorros circundantes de manada, jardín biográfico de una saga. O bien como hago, tener que desplazarse a su guarida lejana, vivir la discontinuidad, perderte capítulos de tu desenlace familiar. Y un día los ves hormonados, colegiales, otro con pelusa filosófica, el pavo desencadenado, o una estatura que anula a su tío. Son criaturas imparables más ocupadas que uno, inagurando todas las parafernalias pre-adolescentes, quemando procesos y pasando páginas y trámites vitales sin cese. Ya son personitas con biografía, yoes nacientes formando redes y liados en sus asuntillos. Tendré que adaptar mis visitas de tío Matt a todo su nuevo argumento vital y su proceso de individuación. Es hora de empezar a "quedar" con ellos.
En una semana triplicaré la edad de una y cuatriplicaré la del otro. Pasados 12 años, sólo la doblaré. Pero la distancia es la misma, el hiato generacional se mantiene. Cuando yo abandono una etapa, ellos destapan las fundas de los muebles antiguos tras de mí. Yo me dirijo a inagurar otras, ellos siguen la cadena.

1 comentario:

carmen dijo...

Lo vaís a pasar requetebién. Y seguro que les ayudes, sin que se note demasiado, a coger con ilusión las riendas de su vida...