viernes, 22 de marzo de 2013

Fundamentos


Cuando estás 5, 8 años con alguien conyugalmente hablando,
te sueles adaptar, compatibilizar, como hace el titanio con el cuerpo. Te injertas en horarios, reacciones y expectativas. Cuajáis. A base de no parar de remover, de mezclarte.

Llega un momento que "ya va solo". Se sigue pedaleando, pero el músculo está aprendido. Se han levantado cinco, ocho pisos del edificio, donde vives, que fallar a la socia arquitecta es como fallarte el suelo. Porque tu suelo es lo más parecido a la importancia creciente y ya axiomática, de tu cómplice en esta vida. Fallarte el suelo, o cortarse un brazo, seccionarte una parte de ti mismo.

A Moni le dicen que lleva 20 años caminando mal, y por eso su malestar cervical. O sea, que de niños nos enseñaban a como alcanzar el cielo y lo sobrenatural, pero va y no te enseñan a caminar. Los fisioterapeutas resulta que son los que nos redimen, la verdad necesita fisioterapia, y después gloria. Menos mal que siempre hemos honrado más la bata de un galeno y la doctrina médica, que esa moral de la Iglesia que nos saltábamos. A las consultas no hemos dejado de acudir, ya sólo queman en hogueras mediáticas a los abortistas, se pueden matar adultos parias de Mesopotamia, pero no mierdecillas de engendros celulares, fruto de una noche de alcohol y desfase, porque los zigotos están repletos de vida. Hijos de una hiena, religiosos de pasarela, parad ya de echarle vuestra lejía para volver blanco lo fácil, lo expuesto, limpiaros toda la mierda de lujo vaticano, derechista, y pijo, que lleváis dentro para vuestro exclusivo regocijo. Sois ricos y sometedores, maltratadores psicológicos.

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