martes, 23 de abril de 2013

Conclusiones itálicas


El campo empieza a lucir un amarillo pollo, un teñido cañí en su combate con el sol abusón. Nosotros andamos como placas solares y paladeamos gustosos la inducción del calor cabal de abril.

Hasta la pinaza que tapiza el suelo ha cambiado de actitud. Ya no es opaca, callada, neutra y apagada. Ahora saca su lado joven, es extrovertida y quiere trabajar.
El mediterráneo es una inundación de luz, una claridad esférica cruzada por canales y chorros de luz. Basta residir fuera un tiempo, para apercibirlo. Aquí el regulador de luminosidad de la pantalla atmosférica está hasta los topes, en modo Ícaro.

Mi crónica del carnaval climático sigue, vuelto de Italia y vuelto mi perro. Regresamos del sur de Italia con el culo torcido, cayendo en la cuenta que nos habíamos subido al Delorean.
Nuestra península es tal vez, la zona más acomplejada del mundo. Sicilia, sur de Italia, desencaja. Te da la clave de un país polarizado, no lejano a lo esquizoide.

La Bota itálica seccionada por el tobillo, como ejemplo demasiado fácil de dos polos. Rico-pobre, actualizado-desfasado, señorial-cutre, aburrido-auténtico, Norte-Sur. Pero Barrio Sésamo a veces coincide con la psicología profunda.

El exterior suntuoso de los italianos, con estilo trabajado, industria y modistos, y el contraste perogrullo con un interior primario, rudo, con vacíos y valores pendientes. A veces el tópico cagado evita meses de análisis. El incivismo, en la calle o en la política, también tendría que incluirse en la bandera de Italia.

La estratagema deportiva o anti, del catenaccio, triunfalista y caradura, precaria y rácana, es demasiado nihilista como para no desesperarte, y un tanto hijodeputa en lo lúdico.
Todo lo que ves después del primer impacto en un italiano, forma parte del terreno de la decepción.

La península nuestra, más homogénea, que se cree cutre, y que no fabrica kinder sorpresa psicológicos masivamente, ni tiene la autoestima calibrada ni sabe venderse. Aquí se vive bien, o se vivía, que no es poco. Alemania se autodestruye periódicamente, Japón tiene sus terremotos y pactos suicidas, Estados Unidos ya hace como imperio lerdo y obeso. Resultará que estamos en ésas, nos estamos regenerando. Con lo bien que íbamos, tras la oxigenación de tres décadas de ensayo democrático, pasados los cuarenta años con un dictador de chiste, cutre de veras, de mierda vamos.

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