sábado, 6 de abril de 2013

Momentos mitológicos


Subimos al Toro, la montaña más alta, mirador de toda la isla. Una extensión monumental yace quieta alrededor, un mundo manso, dominado por las alturas. Los cielos suelen paralizar la tierra. Todo el orbe da la sensación de callar, es un sepulcro.

De repente oímos un tintineo, de cencerros, muy leve, que parece provenir a mil kilómetros de distancia, de unas ovejas que ahora son como pulgas en el prado para nuestra mirada. Son el único sonido del mundo, parecen el leve sonido hondo de todo el universo, con el resto del planeta callado. Es un momento mágico. Te sientes ligero, invadido de respeto, creyéndote ese silencio sepulcral y toda la contención universal, que destila el leve hilo sonoro, que tiene el mundo.

La magia de las distancias, las escalas, los efectos, nuestras franjas de percepción y su ensamblaje.

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