viernes, 26 de abril de 2013

Torrmenta de abril


La primavera tiene un presupuesto de sol limitado. No nos acordamos y desperdiciamos jornadas de sol, derrochamos buen tiempo, justo cuando hoy regresan las nubes.
El día está eléctrico. Azotado por una tormenta invisible del más alla venidero, que tarda por un atasco. Los colores del campo estan batidos, uno o dos grados decolorados de lejos, por el viento y sus partículas en suspensión.
Odio al viento por falso, por invisible. Por irreal y esotérico. Pero tan tangible.
Amo a este mundo porque aún es fresco, y turgente, del día. Aún está vivo. Por mucho traje que se ponga, por mucho que engominen el campo.

[..] La naturaleza emerge tras su baño. Sin albornoces, nudista, sin saber qué es lo frío o lo calor. Melancólica si es, porque invade de ella, porque lo mediterráneo apagado y calado es su residencia.
Una gran nave nodriza parece cubrir los cielos, hay una sombra campante con el sol ausente. Un sindicato de vampiros se cita hoy en el cielo. Sindican que los mortales caminantes como yo no merienden space cakes, nada más. La marihuana a veces me desatora el pestillo de la extroversión.

[..] El mar tiene reliso el suelo. Edificio acuático re-mojado ayer. Se han esfumado todas sus dunas, empieza de nuevo, tras el aguacero. La playa es una plaza asfaltada de arena.

1 comentario:

carmen dijo...

Acabo de leer por "casualidad" tu comentario largo...


Gracias por aumentar en mí las apetencias de volar a Sicilia y pararme en esos veinte minutos de fe cedralicios... Esos ya existen en ti, son tuyos.


Y mientras tanto, quizás sigas amando esa vida mojada que intenta purificar el instante...
Un abrzo.