domingo, 30 de junio de 2013

Vladimir Putin, Joaquín Reyes y Javier Fésser


“Es lo mismo que trasquilar a un cerdo: mucho chillido y poca lana”, uno ha de estar atento a la literatura que se va publicando, incluso cuando sea un leve aforismo aislado. Pero dicha metáfora castiza, fue pronunciada en los albores de una plausible guerra fría 2.0 entre Rusia y Estados Unidos, de la boca de Vladimir Putin, sobre el asunto Snowden.

Teatro y del bueno, con voz mourinhista. Examinemos la frase cruyffista aplicada a la geopolítica planetaria: trasquilar, cerdo, poca lana. Se trata de una hipérbole granjera, el colmo de sus artes, junta el grito apocalíptico de un gorrino, en su matanza estética, de tedioso rapado, y todo, bajo la inutilidad supina de la acción. A veces nos relajamos de la realidad con los sketches de Muchachada Nui o las películas de Javier Fesser. En los primeros se supone un mundo manchegocéntrico, en que el inglés ha sido desplazado de su status planetario superado por un manchego con acento de sancho panza. ¿Se puede ser más quijotesco? El otro día Putin fue Marcial, se arremangó los antalones, se rascó la huevada, y soltó lo del gorrino y la lana. ¿Asistimos a una nueva vanguardia de la diplomacia que consiste en despachar lo que antes eran cumbres con un refrán del jefe de estado contundente y entrañable? ¿Crecerá el paro en las embajadas? La propia realidad demuestra en estos casos ser más surrrealista y delirante que su propia caricatura manchega, dejándonos con el culo torcido.
Con respecto a Fesser, normalmente en la sociedad lo delirante está mal visto, el humor está acotado en exceso. A lo sumo
se reserva en la intimidad, o bien no hay suficiente creatividad en el acervo común para echar mano de lo delirante y regalar carcajada en los otros. Que el lechón Putin se levantara ese día guasón, y se marcara un zapateo declarativo mentando otro lechón y su rasurado, sólo contempla la crítica de no haber terminado su alocución con un sonoro erupto seguido de un -lo siento, hay que ver como cargan de pimienta los macarrones en el Kremlin, hay que ver. 

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