jueves, 24 de julio de 2014

Los spots de tus viajes


Cuando uno piensa en un viaje que está a punto de hacer, lo visualiza en su cabeza con un "corto" de apenas dos segundos. Es como una pancarta publicitaria del propio viaje, en la que se resume lo esencial del destino y el tono con el que uno se dirige, es un flash de las expectativas. Norte de Portugal, el atlántico y unos bosques tupidos de eucaliptus en un fresco verano, esa es por ejemplo la bandera de mi próximo viaje. Esta imagen autogestionada dejará de existir una vez pisado el destino, y será sustituida por la realidad. Hay aciertos y fiascos de la mente que juega a acertar lo nunca visto, como ese casco empedrado y pulcro que me sugería Estambul, y que luego la realidad agujereó en algo muy distinto. 
En este segundo viaje a Cuba, mi precuela del mismo, mi voluntad de vivirlo, era calcada al videoclip de Buenavista Social Club . El mismo misterio de las primeras notas de la canción, la misma determinación de la cámara en la motocicleta para atravesar perpendicular Centro Habana a continuación, esa velocidad de escáner europea planeando sobre la ciudad a ritmo inflamado de son y mulatismo, la canción hipercaribeña y seria podamdo las ramas de la realidad. Así se formó mi spot del viaje, mi himno breve de la voluntad, ser un explorador espoleado por un orfeón trascendental de músicos longevos e inmortales.
Pese a que los himnos sólo se reservan para pintar las espaldas de las naciones, los espíritus viajeros tienen uno eterno en ese videoclip, y verlo altera la sangre hasta provocar una revolución que abandona sofás y te tira seis mil kilómetros de tu casa.

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