jueves, 11 de enero de 2018

Miniaturas megalíticas del movimiento


Claro porque esto de escribir es una descarga de material candente y depende de una configuración mental. El material fresco que se descarga nunca será el mismo si en el lapso de unos segundos,  intervienen las velocidades puntas de la inspiración. No tengo ni pajolera idea lo que deparará esta segregación escrita.

El libro de Fritz Perls es una autoterapia más que una autobiografía, pero es que no existen secciones en el imaginario editorial llamadas autoterapia, así que se deforma su presentación con etiquetas predecibles. En "Dentro y fuera del Tarro de la Basura" Fritz habla de minisatoris. Me parece francamente interesante fraccionar algo tan definitivo como un satori. Para los que ignoran a qué realidad se refiere esta palabra japonesa, indica la iluminación, trance, estado místico, nirvana, al que se llega después de un arduo y largo proceso vivencial. Es la gran meta espiritual. Por eso hablar de minisatoris o hablar de microenamoramientos (oído por primera vez a Teresa, compañera de SAT), es una muy bonita forma de cortar la propaganda de lo Absoluto. 

Otro hallazgo bestia que emana de Fritz Perls en este libro escrito durante su estancia en el instituto Esalen de Big Sur, se cifra en la frase "el arte como síntoma". Se refiere al arte fallido, postizo, amateur, no lo dice él, lo digo yo. Y luego, comenta entender una metáfora como un minisueño. Algo que me parece genialoide y abremundos. Una metáfora no sería esa figura de patinaje en el lenguaje como la que me acabo de marcar, un gesto imaginativo que ilustra por analogía dos realidades paralelas. Funcionar operativamente como psicólogo Gestalt, artista o chamán, es creer en un gran depósito o inconsciente colectivo donde la mente puede pescar imágenes algunas de ellas muy afortunadas, capaces de ilustrar con una mera escena el hondo significado de una realidad compleja que se quiere explicar. Los sueños también son películas producidas desde lo más hondo, a veces con guiones inversemblantes, efectos especiales asombrosos y de una viveza cien por cien adherida. Entender venirte una metáfora a la cabeza como un minisueño, es conectar ese vasto continente remoto del inconsciente con estos miniviajes de la imaginación, que por reducidos y súbitos parecen insignificantes e inconexos. Una metáfora no suele insertarse en un paisaje de metáforas de su emisor, pero está claro que los estilos metafóricos de la gente son dispares y diversos en matices como sus perfiles coloridos de personalidad.

Por último, tras los dos primeros platos, de postre quiero partir de la idea de nuestro gitano terapeuta acerca de que "sufrir siempre es en fantasía". Sí, el sufrimiento psíquico siempre impepinablemente se da en medio de la fantasía, de nuestra cabeza. El sufrimiento mental es invisible ok, y es otra realidad distinta al sufrimiento físico. 

Ahora añado. Los traumas físicos del pasado son irreproducibles de nuevo como dolor físico en el presente por medio de la imaginación. Los traumas psíquicos del pasado nos solemos recrear en ellos. Mentira. Sesgo fatalista de la mente. Los verdaderos traumas psíquicos del pasado son placados, segados e incinerados de la conciencia, a veces desarrollamos toda una personalidad e identidad en la vida para ello. Eso sí, los enterramos en el cuerpo antes que nuestra fantasía crea que hemos conseguido que ardan para siempre.

Y el vacío.
Siempre el vacío
Ese momento en que todo puede ser abducción 
El grave momento en que mentalmente todo se desertiza.
Sentir el gran vacío 
El vacío-abismo que asusta 
Y el vacío-fértil donde todo empieza a formarse auténticamente por fin 
Desfigurado. Placentario. Prístino. Mágico  

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